27 de abril de 2010

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Perfume de oro. Parte 4.

9:00 pm.

--Pero porfavor, llámame Daniel. La formalidad nunca fue una de mis cualidades.

Rocío miraba una y otra vez el reloj. Sus lineas rojas formaban números, números que tardaban una eternidad en ser modificados, uno por uno, hasta llegar a la combinación que ella esperaba con tanta ansia. Sentada sobre su cama, tacones y vestido negro acompañandole, trataba de eliminar cada gota de nerviosismo en su interior. Respiraba de manera normal, no sentía cosquillas, no le temblaban las manos ni sentía que el corazón se le parase al siguiente minuto: estaba tranquila, su cuerpo lo estaba. 7:31. Cambió el reloj como un milagro.

-- ¿Qué es lo que pasa Rocío? ¿Es lo que estabas esperando toda la vida? Es sólo un escritor, un maravillos escritor. Eso es, eso es lo que te deslumbra, que sea un maravilloso escritor. Eso es todo. No pasa ni pasará de ahí.

Mentiras. La mujer de negros cabellos no hacía nada más que decirse mentiras. Tal vez al principio así había sido; con aquellas palabras - que por más sencillas que fuera - la habían, justo como ella dictaba, deslumbrado. La formalidad, la asquerosa formalidad que uno debía soportar día a día en un trabajo como el suyo. Seguramente el cambio, el que la entendieran la había llevado hasta ahí.

Lo buscaba en todas y cada una de las fiestas con su disimulada mirada; luego, bastaría con susurrar a Raúl que deseaba un poco de vino, y se escapa hasta encontrarse frente a los marrones ojos con los que soñaba. Arte, política, sociedad, comida, chistes, fantasias; no importaba cual fuera el tema, su voz seguía siendo igual de profunda y reveladora. Nunca en su vida había conocido alguien tan enamorado de sus ideas, quien con cierta necedad, las protegería y lucharía por ellas cuando las criticaran. Por muy dentro de sí, Rocío esperaba hiciera lo mismo con ella, que la convirtiera en sus ideas.

7:32. Otro minuto más para restar a la larga espera. Ahora sólo faltaban... una hora con 28 minutos; Si 60 segundos le parecían un milenio, ese tiempo le antojaba más tiempo de lo que un elefante pudiera vivir. Con esto, se decidió a no esperar sola, un café merecía acompañarla. Se levantó rápidamente sin voltear, dirigiendose directo a la cocina. Agua hirviendo, bolsa de té, azucar y una cucharadita.

La infusión mojo sus labios, quemandole levemente la piel. El reloj había avanzados unos perfectos 20 minutos durante la preparación de la bebida. Y ahora, extrañamente ahora, deseaba retroceder el tiempo. No estaba lista. ¡No estaba lista! Se sentía como una niña boba en su primera cita, sólo que está vez su madre no estaba para darle consejos y advertirla de la maliciosa mente de un hombre.

7:53. Siete minutos más y faltaría sólo una hora. Ahora no sólo comenzaba a dudar, si no a hallar defectos en su vestimenta. ¿Iría muy formal? Por que no sabía a donde la llevarían; qué tal si se trataba de un lugar de poco élite. El mismo había dicho que la formalidad no era uno de sus fuertes, y ella estaba exactamente así, formal. No importaba: trató de convencerse. Prefería salir a comer bien vestida al campo, que mal vestida a un restauran de 5 estrellas, más valía prevenir.

8:20. ¿Por qué de pronto el tiempo avanzaba más rápido? 8:25. Ahora 5 minutos era como una milesima de segundo. 8:45. Revisó su maquillaje. 8:56. Esas mariposas en el estomago comenzaban a recordarle que sí existían en ella. 8:59. Cerró los ojos con fuerza, estaba ya frente a la puerta; a continuación, un: Ding-Dong.

Ojos marrón. Barba y bigotes cobrizo. Sonrisa... perfecta. De momento a otro, todo desapareció. No importo el tiempo, los nervios, las dudas. No importaba nada. Por primera vez, serían él y ella, sólos.

-- ¿Lista?

22 de abril de 2010

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BraekUp... QuitJob.. Email. Easier.

Seguramente, en alguna parte de su vida, su abuela les relatará la historia de su niñez. Destacará puntos como lo complicada que era la vida antes, pero lo felices que todos eran; la fácilidad de un niño obtener libertad pero las tantas cosas que uno debía hacer a tan corta edad; y sobre todo, la tecnología. Y es que antes nuestros abuelos se mandaban cartas para cortejarse, ahora uno espera a que esa persona se conecte por msn. Antes, para entretenerse, los pequeños se las arreglaban con un par de hilos y una bola de plástico, ahora sin el Wii no se puede vivir. Antes... uno se tomaba la molestia de cortar al novio (o novia) en vivo o directo. Se arreglaba para decirle al jefe que renunciabas al trabajo.

Hace tiempo me comentaron de una página de internet que, junto con el resto del internet, trataba de facilitarte las cosas. Sólo me pasaron la noticia, pero no pude resistirme a visitarla y ver de que trataba todo esto. La Web se encargaba de redactar una carta bastante interesante que terminaba con tu pareja, y curiosamente, tenía una compañera, que hacía exactamente lo mismo con tu trabajo - por así decirlo. La curiosidad me incitó a continuar con la exploración: tomé el quiz y en minutos, una carta estaba hecha ahi, tan graciosa y... "perfecta" pero igual cruel y dura.

He aquí una pequeña parte:

  • Some people get very little money out of their job. Some people get dumped. Joy of joys, you get both. Why do you spend so little money on me? Buying me a happy meal at McDonald's does not count as taking me out to dinner. If you ever get engaged, just remember that an onion ring is not a valid replacement for a wedding ring.

Algunas personas ganan poco dinero, algunas otras, son cortadas. Por todas las fortunas, a ti te pasaron ambas. ¿Por qué gastas tan poco dinero en mí? Comprandome una "cajita feliz" en McDonalds's no cuenta como llevarme a una cena; si alguna vez te comprometes, recuerda que el anillo de bodas, no se reemplaza por uno de cebolla.

Cosas como está, destacando cada error y burlandose de la persona, se pueden adjuntar con típicas frases. Es realemente irónico agregar que la más conocida: No ere tú, soy yo, se encuentra entre ellas.

Si desean reirse un rato, sinceramente les recomiendo pasen a darle un vistazo a alguna de estas páginas, no está de más ver que pasa por la vida. Sí, admitamos que es un acto completo de cobardía el que comete quien als usa, pero pueden alegrarte el dia.

http://www.breakupemail.com/ y http://quitmyjobemail.com/

10 de abril de 2010

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Perfume de oro. Parte 3.

Copa de Vino.
-- Tengo frío.

Sus grises ojos lo miraban suplicantes. La desnuda piel de sus brazos comenzaba a demostrar lo que sentía: poco a poco se iba enchinando. Eso provocó un chispazo dentro del cuerpo de Daniel; verla ahí, abrazandose para cubrirse del viento, le recordaban a una niña pequeña que necesitaba protección. Deseaba con todas sus fuerzas ser él quien se la brindara, pero ¿era el indicado?.

-- ¿Quieres que llame a Raúl?

Esa ansiedad y chispa en las esferas de su rostro desaparecieron como vela que se apaga con un soplido. Grave error: pensó para sí. Que respuesta tan insensible e idiota le había dado. Después de que ella había cedido, él no había hecho más que cerrar la puerta, justo en sus narices, con un fuerte "PAZZ" acompañado.

-- No. - Tan seca y cortante. Hasta sus ojos se habían desplazado lejos de él. La copa de vino, que con tanta gracia y elegancia alzaba en sus manos, pasó a reposar, sola y triste, sobre la mesita de cristal. - Será mejor entre nuevamente a la fiesta. Pase buena noche, Sr. Soto.

Y sé fue. Ni un adiós ni hasta luego. Sólo un vacio "pase buena noche". Dolía, dolía como si el vidrio de su copa se hubiera roto entre sus dedos. Bajó instintivamente la mirada hasta sus manos. No había sido una ilusión; el vino estaba derramado en sus zapatos y gotas de sangre escurrían hasta el suelo.

Se descubrió mirando el vacio de la habitación. El muro café lo observaba fijamente y el cuadro reposando sobre él, era testigo de sus sueños. Sólo esos dos sabían el impacto que Rocío le había dejado. Noche tras noche se sentaba con pluma y papel en mano, dispuesto a avanzar dos capitulos más de su novela. Desde hacía tres semana, había sido el mismo resultado: sólo ganaba recuerdos y ni un avance.

¿Cuánto había sido el tiempo que convivieron juntos? ¿Cinco, seis meses? Raúl se había encaprichado con esa muchacha, y con el paso de los días, no sólo la llevaba a encuentros y fiestas si no que se le veía caminar con ella o cenar en algún restaurante de suma fineza. Pero desde aquella noche, ya no la había visto. En una desesperación de lograr disculparse de ella, había preguntado al empresario por su destino. La respuesta había sido igual de dolorosa que el rechazo.

Hacía una semana, Daniel había perdido toda esperanza; Raúl había presentado a una nueva chica: Esmeralda. Así como su nombre, ella era igual de extravagante. Una muchacha más joven que Rocío, no superaba los 27. Rubía y completamente hueca... pero tenía todo lo que el viejo quería: curvas. Sí, esa Esmeralda le hizo darse cuenta que no la vería de nuevo. Y quería morirse por eso, ya que la desesperación era demasiada.

8 de abril de 2010

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Miro a lo lejos...

Miro a lo lejos y no veo cosa más que un hermoso paisaje. Imagino que mi cuerpo se levanta del piso y poco a poco se va elevando. El cuadro ha pasado a estar debajo de mí, callado y calmado. El viento golpea mi cara, me hace que la ilusión se vuelva cada vez más real. Ahora no sólo estoy suspendida sobre el aire, también me muevo y vuelo. Vuelo más... alejandome de mi hogar, de mi país, de mi continente, del mundo. Todo parece perfecto, y sin embargo el sentimiento de que algo falta, sigue ahi, molestando como un mosquito con su insistente zumbido.

A mí mente sólo viene un rostro. El mismo rostro que ha aparecido desde hace tiempo ya. Se parece al tuyo, creo que es el tuyo. No puedo estar segura, está borroso, pero sé que eres tú el que me mira. Lo imagino lindo y paciente, con una chispa de simpatía y diversión tan tuya. Ya estoy más tranquila...

A la profundidad de la escena escuchó me llaman por mi nombre. Comentan algo de una comida. El aroma lo confirma, parece ser salsa de jitomate. Que curioso, jamás combinaría un monte con un olor como ese. Nuevamente, ahora es la voz de mi papá, más insistente. Tan rápido como mi imaginación llegó hasta ahi, la razón me trae hasta tierra firme. Paso de ser un ave-huaman hasta una simple observadora más.